Es curioso darse cuenta como, con el paso del tiempo, uno va poco a poco unificando y esclareciendo todos los conceptos que escuchaba de pequeño. Recuerdo perfectamente cuando en las noticias o en el periódico hablaban de crisis, de inflación, de impuestos, de elecciones políticas, catástrofes naturales o humanas… Como esa niña de unos 3 o 4 años preguntaba constantemente hasta averiguar u obtener la respuesta que estaba esperando; la curiosidad que te invade por conocer tu alrededor e ir adaptándote y moldeándote según sus estándares y pretensiones.
Pero todo evoluciona, creces y aprendes, te adaptas a los tiempos. Al final no vas a seguir siendo siempre la niña que pregunta sobre cada aspecto que no entiende (ahora tienes otros medios por lo que encontrar respuesta).
Y así sucede con todos los aspectos de la vida, cambian, se desvanecen, reaparecen o cobran un sentido distinto, pues al final de eso se trata ¿no? De evolución, de crecimiento, de cambio y de aprendizajes.
Eso es lo que pude experimentar el pasado 19 de mayo durante el segundo ‘On the Edge’ que organizó Esic para los alumnos del MBM; una mesa redonda en la que, gracias a grandísimos profesionales, pudimos evolucionar y entender los conceptos desde otro punto de vista. En esta ocasión, hablamos del capitalismo, pero no desde un punto de vista histórico o financiero, sino desde el punto de vista sostenible… ¿Capitalismo sostenible? ¿Cómo van a encajar esos dos términos juntos?
Todos conocemos las bases del capitalismo, las cuales están bastante alejadas del concepto de sostenibilidad y cuidado del medio ambiente; sin embargo, cada vez más, los trabajadores de las empresas son personas mucho más concienciadas con la responsabilidad social y la sostenibilidad. Esto puede darnos algunas pistas de lo que va a ser el futuro de las empresas; pues todas ellas están poniendo en marcha acciones y proyectos para tratar, poco a poco, de paliar todos los daños que hemos ido causando entre todos al medio ambiente y a la sociedad. Pues al final es responsabilidad de todos cambiar poco a poco la mente.
Acciones de responsabilidad social corporativa como limpieza de playas, inversiones en I+D para reducir la huella de carbono, reducir el uso de plástico, proyectos para una adecuada educación en el reciclaje de todo lo que consumimos… Es evidente que no podemos cambiar muchos de los daños que hemos causado hasta ahora, pero si podemos trabajar en reducirlos lo máximo y tratar de evitar que vuelvan a suceder.
Tenemos la inmensa suerte de tener cada vez más recursos para consolidarnos como una sociedad sostenible, responsable de las acciones y buscando reducir al máximo los efectos secundarios sin necesidad de que eso implique una reducción de los beneficios.
Kofi Annan dijo “Hay un nuevo entendimiento universal de que las fuerzas de mercado son esenciales para el desarrollo sostenible”.
Y podemos estar todos de acuerdo en que el capitalismo es la fuerza que mueve el mercado, la que impulsa a buscar el máximo beneficio a todas las empresas, permitiendo a los consumidores a elegir entre gran variedad; la fuerza que deja espacio para la competencia y libertad, pero que, igual que la sociedad ha evolucionado hacia un concepto más sostenible de vida, también ha de dar el paso. Es por eso, que las empresas tienen que replantear todo lo acontecido hasta ahora, buscar soluciones a los problemas causado y empezar a actuar desde un punto de vista sostenible. No solo para seguir teniendo clientes (que ahora buscan más la identificación con los valores de la marca), sino porque el concepto de capitalismo como lo conocíamos hace unas décadas, ha evolucionado y se ha transformado a un sistema económico que busca la responsabilidad con la sociedad y el medio ambiente.